¿Te vas a perder Tierra de leyenda?
¡Este fragmento te encantará!
En este caso lo hago con el inicio mi obra, mucho más completo. En el conoceréis a Martín, el protagonista, que se ve obligado a sobrevivir de la única manera que sabe: al margen de la ley.
Simplemente tengo una palabra para vosotros: Disfrutad
I
Trato hecho
Tui, 25 de septiembre 1351
Los ronquidos resuenan en la oscuridad de la habitación mientras Martín, con mirada penetrante, observa al hombre dormido y a la mujer de melena castaña que yace a su lado. Se acerca, sigiloso, a la mesilla de noche, para evitar los crujidos del viejo suelo de madera. Abre con delicadeza el cajón y hurga en su interior hasta que encuentra una bolsita de cuero con cordones dorados… la razón por la que se encuentra allí, arriesgando su vida, aun a sabiendas de que está a punto de cometer un delito. Toma la bolsa con mimo y la guarda en la cintura. Siente que su pulso se relaja.
En ese instante, la puerta se abre y Martín se gira con sobresalto. Es su buen amigo Nuño, que, con un gesto cómplice, le informa de que todo va según lo previsto. Martín le hace señas para que abandone la estancia, pero en esta ocasión no puede evitar que el suelo suene bajo sus pies como si hubiese pisado a un animal. Los ojos del hombre se abren y descubre el cajón abierto y a los muchachos, que, muertos de terror, saltan a la desesperada por la ventana del primer piso para caer entre paja y barro. El hombre se levanta con violencia de la cama y grita con toda la fiereza que le permite su voz: «¡Os encontraré y os mataré!»
La joven se despierta por el alboroto y observa cómo su acompañante abre la puerta al grito de «¡Guardias! ¡Guardias! ¡Traedme sus cabezas! ¡Los quiero muertos!». «¡Malditos inútiles!», susurra, a continuación, entre dientes.
Martín y Nuño huyen angustiados, pues saben que sus vidas están en juego. Los guardias los persiguen, espada en mano. En ese momento Martín se percata de que no es tan rápido como Nuño, que lo aventaja por varias zancadas, e intuye que no conseguirá escapar.
—¡Al bosque! ¡Al bosque! —grita Martín con desesperación.
Los dos jóvenes se internan en la espesura del bosque y echan la vista atrás para localizar a sus perseguidores. Al verlos, deciden separarse para tener más probabilidades de desaparecer.
Martín corre entre los árboles, pero tropieza con una piedra y cae al suelo. Se golpea el cráneo contra un tronco, lo que le provoca una ligera conmoción, aunque el ruido de los guardias, que se van acercando, lo hace volver en sí. Los hombres están casi encima del muchacho, que jadea de puro agobio, y, además, tiene una pierna aprisionada por las zarzas. Sin pensárselo dos veces, las arranca, desgarrando parte de su piel, antes de salir corriendo como un animal herido. Continúa su huida hasta que deja de escuchar a sus perseguidores, solo entonces se inclina sobre sus rodillas para intentar recuperar el aliento. Toma la pequeña alforja de su cintura y estima su peso sin revisar el contenido. Durante un instante piensa en su amigo, deseando que haya corrido la misma suerte, aunque sabe que en el fondo es mejor ratero, y, por tanto, si él ha conseguido escapar, Nuño también. Después, se toma un respiro, se seca el sudor de la frente y avanza hasta el punto de encuentro acordado.
Apura el paso, impaciente por toparse con Nuño en una zona rocosa de la linde del bosque. Pero nada más llegar recibe un fuerte empujón por la espalda que lo envía directo a unos peñascos y hace que su cabeza impacte con un saliente, abriéndole una brecha en la ceja. Uno de los guardias lo arrincona contra las rocas, ayudado por su afilada espada, y de la frondosidad de los árboles sale Nuño con un cuchillo sobre la garganta.
—Como puedes ver, tenemos a tu amigo —avisa el guardia que custodia al paralizado Martín.
—Dame lo que has robado y te doy mi palabra de que os dejaremos salir de aquí con vida —añade el otro.
—No lo hagas. Nos matarán igualmente —dice Nuño mientras la daga le presiona más el cuello.
—No le hagáis daño. Juradlo... y os lo daré —pide Martín en un alarde de valentía mientras traga saliva.
...
Si queréis saber más... Tierra de leyenda, siempre estará esperando por vosotros!
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