¿Te enfrentarías a Tierra de leyenda II - Más allá del fin del mundo?
¡Aquí va un fragmento!
En este caso lo hago con un fragmento de la segunda parte de Tierra de leyenda. Conoceréis a dos nuevos personajes muy misteriosos... pero solo vosotros podréis descubrirlos.
Simplemente tengo una palabra para vosotros: Disfrutad
...
Los cazadores encaminan sus monturas hacia la puerta este, la puerta de San Pedro, donde los peregrinos apuran su paso antes de que caiga la noche. Tristán, que lanza un silbido rítmico, hace que su enorme cuervo desaparezca en la arboleda colindante. Cuando están próximos a la entrada, descabalgan y continúan a pie tirando de las riendas de sus rocines. Una decena de guardias custodian el acceso tanto desde la puerta, como desde la muralla, y no quitan ojo al musulmán.
—¡Vos! ¡Quieto! —Uno de los guardias le da el alto a Alim, pues lleva media cara tapada, al igual que su fiel compañero—. ¡Enseñad vuestro rostro!
—Esto no acabará bien —murmura Alim entre dientes.
—Creo que no —contesta Tristán con aires despreocupados.
—¡Mostrad vuestro rostro si no queréis que lo hagamos nosotros!—berrea nuevamente.
Tanto mercaderes como peregrinos hacen un círculo alrededor de los protagonistas, pues no desean tener ningún conflicto con los guardias. Aun así, Alim, que da un paso al frente, desvela su rostro y muestra sus ojos ligeramente rasgados así como el color oscuro de su tez.
—¡Un infiel! —dice uno de los presentes.
—¡¿Qué hace en Lugo?! —Otro se lleva las manos a la cabeza.
—¡No tendría que quedar ninguno vivo! ¡Sucio moro! —increpa otro.
—Por la autoridad que me ha sido concedida, quedáis detenido, y permaneceréis a la espera de vuestra condena —anuncia un centinela antes de desenvainar su arma, al igual que el resto de la guardia. Incluso desde lo alto de la muralla varios arqueros apuntan sin piedad al musulmán, y todo acompañado por los gritos del gentío pidiendo la muerte para el extranjero.
—¿Mi delito? —Alim no pierde la calma.
—Ser un moro… pues ninguno debe pisar las tierras sagradas de Nuestro Señor. —El guardia intenta contener a la muchedumbre.
...
Si queréis saber más... Tierra de leyenda, siempre estará esperando por vosotros!
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